Celebrando la Vida: La Asunción de la Bienaventurada Virgen María

(Año 75º de la proclamación del Dogma)

Cada 15 de agosto, los cristianos celebramos la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, una de las festividades más importantes del calendario litúrgico católico.

¿Qué significa que la Madre de Dios haya sido elevada al cielo? Esta festividad nos recuerda la partida de María de la vida terrenal y su gloriosa entrada al cielo en cuerpo y alma, como Reina del Cielo. En la Asunción de María vemos anticipada la victoria de la vida sobre la muerte, y se nos ofrece un modelo de entrega total a la voluntad de Dios.

1.- Sobre los orígenes históricos y doctrinales de esta Solemnidad

La celebración de la Asunción de María tiene raíces históricas muy antiguas. Desde el siglo IV se veneraba la “Dormición” de María, mientras que en los siglos VI y VII se hablaba de su “Tránsito” y posteriormente de su “Asunción”.

Esta doctrina se consolidó plenamente con teólogos como Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura, y alcanzó su proclamación formal en el año 1950 (día 01 de noviembre) cuando el Papa Pío XII, mediante la bula Munificentissimus Deus, definió como dogma de fe que:

“…la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.”

Esta declaración fue precedida de una consulta global a todos los obispos a través de la encíclica Deiparae Virginis Mariae (1946), con solo seis reservas de entre 1.181 respuestas, lo que nos muestra la unidad de la Iglesia sobre este misterio de fe.

2.- La Asunción según la Sagrada Escritura y la Tradición

Aunque la Biblia no menciona explícitamente la muerte ni la Asunción de María, la Iglesia, a través de la meditación contemplativa y la Tradición, reconoce que en María se cumple plenamente la herencia de vida eterna que Dios promete a todos los creyentes.

Y quiero destacar la belleza con la que San Juan de la Cruz expresó esta realidad:

“Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso?”

(La subida al Monte Carmelo, Libro II, cap. 22,5)

María, confiando plenamente en Dios, se convirtió en modelo de entrega y fidelidad, anticipando la glorificación que todos los fieles esperan en la Resurrección.

3.- La Virgen María: modelo de amor y esperanza

Celebrar la Asunción es celebrar también el amor humilde y generoso de María. Desde su sencillez y entrega total, ofreció al mundo el mayor don: su Hijo, y continúa derramando su amor sobre los creyentes.

Su vida y glorificación nos enseñan a cultivar la fe, la esperanza y la confianza en Dios, incluso en medio de las incertidumbres y dificultades a las que tenemos que hacer frente en nuestro día a día.

El Papa Benedicto XVI nos decía que la Asunción no solo celebra la glorificación de María, sino que es un signo de esperanza para todos, recordándonos que la santidad consiste en dejar que Dios transforme nuestro corazón y nos guíe hacia la vida eterna (Encíclica Spe Salvi, 2007).

4.- Devoción y práctica: la Coronilla de la Asunción

La Coronilla de la Asunción es una oración inspirada en el Rosario, creada para ayudarnos a meditar sobre la glorificación de la Virgen María y su cercanía maternal. Se trata de una devoción sencilla, pero profunda: a través de un Padre Nuestro, varias Avemarías y doce salutaciones, recorremos simbólicamente la ascensión de María al Cielo, su coronación como Reina del Cielo y su cuidado maternal hacia todos los creyentes.

Imaginemos por un momento rezarla: cada Avemaría se convierte en un pequeño diálogo con la Virgen; y cada salutación nos recuerda su vida, su entrega y el amor que sigue derramando sobre nosotros. Para quien nunca la ha rezado, puede parecer un conjunto de oraciones, pero en realidad es un viaje de fe y esperanza; un momento de pausa en medio de la vida cotidiana para sentir que no estamos solos, que alguien cuida de nosotros y nos acompaña en nuestro camino.

La Coronilla convierte la oración en experiencia: consuelo, fortaleza y alegría de saber que, así como María fue elevada a la gloria, nuestra vida también tiene un destino lleno de luz y esperanza.

5.- Para concluir:

En verano, la celebración de la Asunción nos regala un momento de belleza, gozo y contemplación, recordándonos que nuestra vida tiene un destino glorioso más allá de lo terrenal. La Virgen nos invita a sostenernos en la fe, a cultivar la esperanza y a vivir con generosidad, humildad y confianza en la providencia divina.

Contemplar a María asunta al cielo es contemplar la victoria de Dios sobre la muerte y la fragilidad humana, y nos inspira a caminar hacia la plenitud de la vida en Cristo.

Por ese motivo, celebrar este día es reconocer la cercanía de Dios a través de nuestra Madre del Cielo y dejar que su ejemplo transforme nuestro corazón.

¡Feliz día de la Asunción de la Virgen!

¡Viva nuestra Madre del Cielo!

¡Viva la Virgen María!

Asunción de la Virgen Monasterio de Rila
Monasterio de Troyan
Basílica Dormición en Jerusarén
Asunción de la Virgen en Porcuna

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